“Nuestra misión es comprender y no condenar”

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Ángel Rodríguez Sevillano, Defensor Universitario de la UPM, explica los retos que se plantea al frente de este cargo, cómo debería ser el nuevo código ético, cuáles son las demandas de la comunidad universitaria y analiza el cambio de procedimiento para la elección a Defensor.

Profesor titular en el área de conocimiento de Ingeniería Aeroespacial de la ETSI Aeronáutica y del Espacio, Ángel A. Rodríguez Sevillano, fue elegido Defensor Universitario de la Universidad Politécnica de Madrid con un 57,99% del voto ponderado en segunda vuelta.

El nuevo Defensor Universitario imparte docencia en esta universidad desde 1990. Actualmente, es profesor en el Grado de Ingeniería Aeroespacial y en el Grado en Gestión y Operaciones del Transporte Aéreo,  así como en el Máster  Universitario en Ingeniería Aeronáutica y en el Máster Universitario en Formación del Profesorado en Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato y Formación Profesional.

En el ámbito de la gestión universitaria, ha formado parte de órganos colegiados como miembro del Consejo de Gobierno de la UPM, del Claustro de la UPM como representante del resto de personal docente e investigador y miembro de la Comisión Asesora del Claustro: Comisión Anticorrupción y del  Claustro constituyente de la UPM como representante de grupo b2 así como cargos académicos entre los que destaca como adjunto a la Defensora Universitaria de la UPM y secretario Académico de la EUIT Aeronáutica, entre otros.

Pregunta- En tu presentación como candidato a Defensor Universitario destacabas tu gran implicación con los estudiantes desde los diferentes puestos de gestión que has ocupado. ¿Cómo influye en tu nuevo cargo?
Respuesta- El Defensor Universitario, y la Oficina del Defensor Universitario, deben tener una sensibilidad especial para todas las personas y todos los colectivos. Cuando alguien acude al defensor es porque siente que se han vulnerado sus derechos y libertades; y ese sentimiento (con todo el grado de verosimilitud que pueda conllevar, o no) exige una escucha reposada para poder establecer un análisis sosegado de la situación. Nuestra misión es comprender y no condenar.

Cada uno de los colectivos que forman parte de la universidad son parte esencial e indisoluble de la misma. En el caso de los estudiantes, el objetivo de la universidad es que reciban una educación superior de calidad, formando a los profesionales del futuro (en la ingeniería, arquitectura, ciencias del deporte y diseño de moda) en las mejores condiciones. Suelen ser los más vulnerables: por su juventud, por su falta de información ante determinadas situaciones, … Nuestra obligación es apoyar, ayudar, informar; eso no significa que nos pongamos “de su parte”. Nuestra obligación –nuestro compromiso- es analizar de forma objetiva todas las situaciones; intentar comprender sin juzgar. El clima de escucha y entendimiento es muy importante para que nos expliquen sus problemas, creando un clima de comprensión, de complicidad.

P-¿Cuál es el principal reto que te planteas al frente de la Oficina de Defensor Universitario?
Hay muchos desafíos que abordar, pero si debo quedarme con uno diría que la visibilidad de la oficina. Que nos conozcan, que nos valoren, que confíen cada vez más en nosotros; que acudan a la oficina en busca de apoyo. Si los miembros de la comunidad universitaria acuden al defensor, es porque confían en que podremos servirles de ayuda. Por tanto, nuestro gran desafío es aumentar la visibilidad, la presencia, la actividad, … Una visibilidad a través de una presencia activa en centros, escuelas, departamentos, unidades y servicios.

P- Un nuevo Código Ético, luchar por una mayor transparencia. ¿Cuáles son tus principales Propuestas?
La Oficina del Defensor Universitario debe colaborar activamente en la elaboración del código ético, en su fase de elaboración del borrador, o bien en la fase de redacción; en función de la responsabilidad asignada por los órganos colegiados de la universidad.

Nuestro código ético debería recoger, de forma concisa y clara, un conjunto de 8 o 10 puntos principales, tales como: dignidad de las condiciones de trabajo, de docencia, de investigación y de estudio; buena administración (transparencia, respuesta en plazo, objetividad, ausencia de abuso de poder); respeto a los bienes y medios públicos; compromiso personal y colectivo ante el respeto a la propiedad intelectual (autoría intelectual y plagio, honestidad profesional y personal); igualdad de oportunidades, no discriminación; responsabilidad social; y, por último, capacidad de cambio e innovación. Crear una conciencia y sentimiento UPM. Deberíamos ser capaces entre todos de elaborar un código que pudiera ser suscrito por cada uno de nosotros, en función de nuestra relación o vinculación con la universidad.

P- ¿Cuáles han sido los primeros pasos que has llevado a cabo como director de la Oficina?
Hemos tenido que completar las personas que formarán parte del equipo. Propuse a Ana Martínez Blanco, profesora de la ETSI Montes, Forestal y del Medio Natural como adjunta al Defensor. También a Encarnación del Pino Benítez, técnico de administración de la Oficina) y  hemos completado recientemente el equipo con María Ángeles Serrano Casas que realizará las funciones de la secretaría del Defensor. En mi opinión, formamos un gran equipo. Ilusión, conocimiento, experiencia y rigor.

Como reflejan nuestros estatutos, he comenzado a asistir, como invitado, al Consejo de Gobierno de la universidad. Asimismo, realizamos un breve informe de la situación de la oficina en el claustro de diciembre de 2018. Hemos asistido, hasta el momento, como invitados a las sesiones de dos juntas de escuela; nuestro objetivo sería poder completar una ronda completa de asistencia a todas las juntas a lo largo de estos casi 4 años; y, a los consejos de departamentos que sea posible. Asistimos y asistiremos a todos los actos protocolarios, de entrega de diplomas y en aquellos donde se considere que nuestra presencia sea bienvenida.

El siguiente paso ha sido retomar nuestras visitas periódicas a los campus de la UPM. Visitaremos el Campus Sur el primer martes de cada mes y el Campus de Montegancedo el segundo martes de cada mes. Hemos comenzado en abril.

Dejo para el final la parte esencial de nuestro trabajo: la atención de los casos que acuden a la oficina en busca de solución, o bien, en busca de respuesta al silencio administrativo. Concurren mediante llamada telefónica, por correo electrónico, o concertando una cita personal. Desde el mismo día siguiente a la toma de posesión (19 de noviembre de 2018) ya teníamos personas que deseaban concertar una cita con el defensor, con nosotros.

P- Los criterios de revisión de las calificaciones es una de las demandas más repetidas por los estudiantes, y uno de los motivos por los que sienten mayor indefensión. ¿Cuál será tu postura al respecto?
No descubro nada si indico que los exámenes siguen formando parte indisoluble del proceso de enseñanza-aprendizaje. No es el único procedimiento para evaluar conocimientos, pero continúa siendo el paradigma de los procesos evaluativos. El objetivo de la docencia es la transmisión del conocimiento pero esa transmisión debe ser evaluada.

Según nuestra normativa de exámenes, la revisión de las pruebas de evaluación deriva de la naturaleza académica y administrativa de las pruebas de evaluación. Estas revisiones tienen dos finalidades: la administrativa y la formativa. Estas labores administrativa y formativa deben realizarse en las mejores condiciones para todos; los que se sienten más afectados son los estudiantes, lógicamente. La gran mayoría de nuestros departamentos organizan adecuadamente los procesos de revisión de exámenes y calificaciones, según mi experiencia en la oficina. Aun así, los aspectos a considerar son: publicar la resolución de los exámenes, indicar los criterios de valoración de cada parte, realizar la revisión en presencia del responsable de la corrección y del estudiante para que pueda conocer sus errores y aprender de ellos; y, por último, que todos los aspectos anteriores sean coherentes con las guías de aprendizaje.

P-¿Cuál es la importancia de la figura de Defensor Universitario para cada uno de los colectivos que integran la comunidad universitaria?
Según la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades (LOU), en su disposición adicional decimocuarta, del Defensor Universitario, regula lo siguiente: "Para velar por el respeto a los derechos y las libertades de los profesores, estudiantes y personal de administración y servicios, ante las actuaciones de los diferentes órganos y servicios universitarios, las Universidades establecerán en su estructura organizativa la figura del Defensor Universitario. Sus actuaciones, siempre dirigidas hacia la mejora de la calidad universitaria en todos sus ámbitos, no estarán sometidas a mandato imperativo de ninguna instancia universitaria y vendrán regidas por los principios de independencia y autonomía.”

Podría decir que con el párrafo anterior queda todo dicho; el Defensor Universitario actúa de forma independiente y sin sometimiento ante ningún órgano o instancia. Esto debería ser suficiente para que estudiantes, personal de administración y servicios, y personal docente e investigador acudieran a nosotros con total confianza y garantía que trabajaremos por ellos; para defender sus derechos, si fueron vulnerados.

P- Visibilidad de la figura del Defensor. ¿Crees que no se conoce suficientemente su utilidad y funciones?
Creo que el cambio a sufragio universal es un paso muy importante para la “universalidad” de su existencia. El derecho de sufragio considero que produce una mayor implicación de todos hacia la figura de defensor.

Además, debemos seguir trabajando por aumentar la confianza de los miembros de la universidad en nosotros. Para ello, informaremos de todas nuestras acciones a la comunidad universitaria. Un camino natural hacia esa transparencia en las acciones será nuestro informe anual al Claustro Universitario. Una vez informado, su difusión a toda la universidad transmitirá todas nuestras actividades. Estoy seguro de que, una lectura sosegada de los informes anuales, producirá un efecto didáctico y de reflexión profunda en todos.


P- La UPM ha estado unos años sin la figura del Defensor. Desde tu punto de vista, ¿a qué se ha debido y qué ha supuesto?
El proceso de elección a defensor (defensora) era muy exigente en nuestra universidad, pero había permitido elegir dos defensoras con anterioridad (en 3 mandatos). Si se analiza con detenimiento el procedimiento de elección de defensores en las 50 universidades públicas españolas, en 48 (ahora son 47, tras nuestra modificación estatutaria) es elegido por el claustro. Y en nueve de ellas, es un proceso semejante a como era el nuestro: mayoría absoluta del claustro, con una única vuelta.

No es el primer caso de una universidad con dificultades a la hora de elegir al defensor o defensora. Si las mayorías son muy cualificadas, pueden darse situaciones así. El caso más relevante es el de la Universidad de Extremadura, que estuvo casi dos décadas sin conseguir el consenso necesario para la elección.

En la UPM, tras las dos primeras rondas de las elecciones (14/12/2015 y 2/3/2016) en las que la participación fue cercana al 80%, siguieron tres (10/10/2016, 24/4/2017 y 12/12/2017) en las que la participación fue descendiendo progresivamente hasta llegar a valores inferiores al 50%, imposibilitando de antemano la elección.

Todo lo anterior puede quizás indicar que nuestro claustro fue consciente de la necesidad de un cambio en el procedimiento para evitar que este impasse se prolongara indefinidamente. Así la situación, se modificaron los estatutos en dos aspectos muy relevantes: el Defensor Universitario podrá ser personal docente e investigador y, también, de administración y servicios; y, además, será elegido por la comunidad universitaria, mediante elección directa y sufragio universal libre y secreto siendo el voto ponderado por los distintos sectores de la comunidad universitaria, al igual que en las elecciones a Rector. Este último aspecto es innovador en el panorama universitario español. Hasta la fecha, ninguna universidad lo tiene en sus estatutos; en todas las demás, lo elige el claustro (excepto dos, que son elegidos por el consejo social).

P- ¿Con qué instrumentos cuentas para actuar como Defensor y en qué cuestiones no puede mediar?
El Defensor Universitario no tiene capacidad ejecutiva. Por tanto, ¿dónde reside su fuerza? El Defensor debe partir de su autoridad moral para la solución de conflictos, y su herramienta de trabajo debe ser la mediación: acuerdo consensuado entre las partes.

Creo que es una reflexión que ya puse a disposición de todos, pero es interesante insistir en ella. El resumen del papel del Defensor Universitario se puede apoyar (según el prof. D. Artur Juncosa i Carbonell) en tres pilares básicos:  más justicia que derecho, más autoridad que poder, más humanismo que burocracia.

¿En qué cuestiones no puede mediar? Según los Estatutos de la UPM en el Artículo 176. Alcance de las actuaciones:

5. El Defensor Universitario podrá rechazar aquellas quejas en las que se advierta mala fe, carencia de fundamento, inexistencia de pretensión, así como aquellas otras cuya tramitación irrogue perjuicio al legítimo derecho de tercera persona.

6. No pueden presentar quejas los órganos de gobierno, las autoridades académicas o los servicios universitarios en asuntos de su competencia.

P- ¿Cómo se puede poner en contacto cualquier miembro de la comunidad universitaria con el Defensor?
Puede acudir a la Oficina del Defensor Universitario:
• En persona (se recomienda con cita previa, si fuera posible) en el Rectorado A, c/ Ramiro de Maeztu 7, tercera planta.
• Por correo electrónico: defensor.universitario@upm.es, oficina.defensor.universitario@upm.es
• Por teléfono: 9106 70684 / 9106 70685/ 9106 70621.
• En nuestras visitas periódicas al Campus Sur (A6013 ETSIST) el primer martes de cada mes y al Campus Montegancedo (SR3360 ETSIInf.) el segundo martes de cada mes.

P- ¿Cuáles son las peticiones o solicitudes más recurrentes que llegan a la Oficina?
Hasta la fecha, las peticiones han estado relacionadas con dudas/consultas/quejas que agrupamos como “gestión universitaria”, es decir: prácticas curriculares, cambio de planes de estudio, planes en extinción, reconocimiento de créditos, ampliaciones de matrícula, derechos y propiedad intelectual. Casi todos ellos, relacionados con estudiantes.

En cuanto al personal de administración y servicios, las consultas han estado relacionadas con acceso, promoción y asignación de tareas.
Por último, las consultas más frecuentes en el personal docente e investigación se corresponden con criterios de asignación de docencia en departamentos.

Se está abordando, por parte de la CEDU (Conferencia Estatal de Defensores Universitarios, agrupa a 61 de las 78 universidades públicas y privadas españolas) un estudio estadístico de los casos estudiados en las diferentes defensorías a lo largo de los últimos 10 años. Creemos que será un estudio muy interesante de la situación universitaria y de las vías de mejora.

P- Independencia, autonomía, capacidad de mediación, actitud dialogante… ¿qué elementos o capacidades consideras para el cargo?
Considero, así lo manifesté, que algunas de las actitudes y aptitudes con las que debe desenvolverse en su labor diaria el Defensor Universitario deben ser, además de las citadas: rigor, conocimiento, capacidad de trabajo, persuasión, solidez intelectual, credibilidad, sensibilidad, empatía, honestidad, discreción, respeto y sentido común. Nuestra labor supone un esfuerzo diario de empatía y sensibilidad conjugado con rigor y solidez intelectual.

 

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